Seguidores

jueves, enero 18, 2007

Recuerdo el tiempo longitudinal

He comprendido que el mundo no se mueve un carajo. Mirando al cielo celeste azul. Nubes con forma de humo de cigarrillo de aves, de dios. Soportando solamente el peso de mi respiración. Habiendo ya hablado con litres y hayas. Derritiéndome en la literatura y sus palabras inscritas en papeles. Recuerdo mi caminar como si hubiese sido. Recostado pensando que manejo un tiempo logitudinal que me acerca a la muerte. Obligatoriamente apoyando mi nuca en este prado santo. Es tradición de mi familia el acercarse a la muerte. O al símbolo de esta. Limpiamos las tumbas constantemente, de modo que el símbolo no hable, sino represente en su propia dimensión a lo por ocurrir. Me imagino perdiendo una batalla una y otra y otra vez. Una derrota debida a mi concepción del tiempo. Lágrimas soberbias acompañarán mi derrota. La imposibilidad de reconocerse a uno mismo lo obligan a hablar y hablar. Uno incluso llega a creer que conoce al otro. Al que está a su lado. Viviendo, tal como uno habita el espacio. Buscando. La vieja pregunta de que color vemos cuando decimos sangramiento. Quiero dormirme en este pardo. El aire se siente bien acá. Calor húmedo que me hace recordar. Luces púrpuras invaden mi conciencia. La hermandad me castiga consecuentemente a lo que busca: la culpa. Culpar, culpable...precisamente eso. ¿cuál será el origen etimológico de las palabras moral, morir, amor y humor?

1 comentario:

Anónimo dijo...

sintesis de todo: ver el atardecer brumoso de santiago, nada más... ahi esta contenido!