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domingo, septiembre 28, 2008

¿Por que aburrirse?

Es curiosa una disposición anímica que a veces me invade. Siento ansiedad por escapar. Se me ocurren varias vías a la vez. Deporte, caminar, culpa. Alcohol, tabaco e ilegales suaves. También música.

Finalmente termino cediendo. Leo algo. Navego por diferentes páginas de interacción social, información etc. Escribo un párrafo o dos, me agoto.

Eso me ocurre día tras día hace unos días. Me pregunto que ocurre, pero no sé dar pasos en ese sentido, porque rápidamente me veo frente a una decisión ya tomada. Y ahí pienso mucho rato, en la contradicción y sus eternas promesas de ambivalencias y dudas. Todo esto en medio de abundantes distracciones, dilaciones y retiradas. Todo el proceso finaliza en un par de párrafos que esencialmente son leídos en un par de ocasiones futuras, buscando un asomo de posibilidad de publicación. Pero no.

Entonces llego a pensar, escuchando canciones de Chet Baker, que estoy aburrido.

miércoles, septiembre 17, 2008

La tragedia de la noticias

Creyendo que lo están haciendo de maravilla, los medios de comunicación masiva se ha enfrascado desde tiempos inmemoriales (6 de octubre de 1988, para ponerle objetividad) a matizar informaciones neutras (deporte, moda, cotilleo) con declaraciones diversas que agreden de diversas maneras a los partidos gobernantes. Cada día se lee, por ejemplo en www.emol.com, como el país está en crisis, como hay denuncias de corrupción de funcionarios de gobierno, problemas de seguridad ciudadana etc. Se basan en la teoría comunicacional llamada de la aguja hipodérmica, o también modelo de David Berló, que dice que la información entregada a las personas, es absorbida integramente, aristotélicamente de manera que si se emite el discurso A, el receptor recibe el mensaje A.
Pero, lamentablemente para los que esperan algo más de acción en los textos e imágenes diarios de los noticiarios, la interacción comunicacional resulta bastante más compleja que la inocente interpretación que manejan los mass media. Efectivamente, las personas somos capaces de interpretar la información que recibimos y casi nunca nos quedamos con lo que literalmente se nos dice, es por eso, por ejemplo, que pese a ser bombardeados por propaganda en favor del si, aquél 5 de octubre de 1988, y pese a todos aquellos mensajes que buscaron demonizar la alternativa, ganó el no. La gente fue capaz de darse cuenta que el mensaje debía ser interpretado, y no aceptado tal como había sido emitido. Mientras los medios funcionen sin considerar estos otros supuestos, tendremos mucho fútbol, chovinismo, tetas y por supuestos dimes y diretes de nuestros parlamentarios y políticos.
Aquello lo saben bien los publicistas, que a veces nos sorprenden con publicidad hecha con agudeza y creatividad.
En la medida que tengamos mayor acceso a ese tipo de información, mayor desgaste tendrán esos discursos, y es así como hoy casi es vox populi, que los periodistas son todos unos mentirosos, cuestión que no comparto, pero, que a mi juicio, nace desde el seno de ese fenómeno de interpretación del acto comunicacional (Habermass).
Así que, hago un llamado a no rendirse frente al espectáculo cotidiano de los mass media, y en vez de eso, contemplar las grietas comunicacionales del discurso, comentarlas y difundirlas, hasta que se desmorone enfrente de nuestras narices, como tantas otras veces ha ocurrido.

sábado, septiembre 06, 2008

Mitos y verdades de estudiar/trabajar en el primer mundo.

Publicado en revista Primera Piedra


Existen profesionales que resultan interesantes de observar porque encarnan dos características llamativas: edad entre 28 y 35 años y estar viviendo en la zona euro u otros países desarrollados por razones de trabajo o estudio.

El sueño motivador está en el inconsciente colectivo sudamericano: ir a “países desarrollados” a estudiar o trabajar mejora las expectativas laborales de futuro, tanto en el caso de regresar al país de origen, como en el caso de permanecer residiendo en el primer mundo. En síntesis, este sueño dice: Estos países desarrollados ofrecen más y mejores oportunidades a las personas.

La pregunta es, entonces ¿por qué existe esta creencia?, a renglón seguido, ¿es verdadera?

Ya sabemos que el mundo “global” requiere respuestas transnacionales. En el ámbito estatal, por ejemplo, las agencias de cooperación internacional del viejo continente ofrecen a jóvenes egresados de universidades del nuevo mundo “oportunidades” de trabajo o de estudio, financiadas y por varios años.

La escasez de jóvenes-envejecimiento poblacional mediante- genera en cierta forma esto, con una relativa escasez de ciertos profesionales.

Tanto en uno como en otro sitio, las políticas de formación de profesionales se esfuerzan en facilitar la formación de las nuevas generaciones de ciudadanos. En los países en desarrollo o sub-desarrollados, se dirigen a superar la brecha de calidad y suficiencia (cuantitativa) de profesionales para conducir a los países por la “senda” de la modernidad. En los países desarrollados, se relaciona con la suficiencia en ciertas áreas, vinculadas a servicios sociales para enfrentar el mismo envejecimiento poblacional, por ejemplo.

Hasta aquí la descripción racional de la escena. Pero en la práctica, se establecen relaciones no del todo lógicas ni mucho menos progresivas en cuanto a los resultados para el mundo en desarrollo. Dos imágenes.

Un ingeniero está becado por una universidad española para que se doctore en un área de tecnologías informáticas. La AECI[1] le adjudicó financiamiento por 5 años para eso. Pero, como se sabe, el estudio de doctorado consiste en investigar, en algún área específica del conocimiento. Resultado: termina investigando en un grupo que dirige su “tutor”, quién “gerencia” un equipo de varios sudamericanos “doctorándose” en dicha institución, quién , por supuesto, firma la investigación bajo su nombre. Pero eso no importa. Lo realmente importante es la producción científica de esa universidad, parámetro vital para rankear universidades y de ese modo contribuir a su valoración social global. Recordemos que el fenómeno colectivo de valoración de la universidad del mundo desarrollado como “superior” a la de los países en desarrollo, se inscribe en aquél inconciente colectivo que motiva a la migración joven. He aquí lo que podría denominarse círculo perverso causal norte-sur.

Otro caso, para matizar. Una médico se fue, después de egresar, a trabajar a España. Después de unos años, hace el MIR[2] y comienza a especializarse, siendo becada -mensualmente con una cantidad de 1150 €- durante cuatro años, período durante el que puede complementar sus ingresos si hace turnos. Al finalizar su formación queda en libre disposición de su tiempo para trabajar dónde lo desee, incluso retornar a Sudamérica.

Ella cree que probablemente en Chile-su país de origen- no encuentre tanta eficiencia entre el costo y el beneficio de especializarse como la que obtiene con su estrategia actual. Esto probablemente es cierto. En Chile, la formación de un médico se hace mediante tres mecanismos: pago directo a la entidad formadora (“beca” primaria), contrato con el Estado, (“generales” de zona o médicos generales de zona en etapa de destinación y formación) o mediante convenio directo con algún servicio de salud (trabajo a cambio de formación por un tiempo x). La opción, en Chile, más cercana a la que ofrece España, es la de ser médico general de zona. También reciben un sueldo, casi el mismo que ofrece España, pero el convenio dura un mínimo de 6 años (3 años de especialización+ 3 años de trabajo) y un máximo de nueve (los mismos 6 + 3 años de trabajo como especialista).

En ambos casos hay un supuesto compartido: la formación de la zona euro es mejor o más eficiente que la chilena y /o en Chile no habría podido especializarme en esto.

Pero existen supuestos que probablemente no sean demostrables “lógicamente”, como el de la que la educación es mejor en Europa que en el primer mundo. Este supuesto se alimenta, en parte, en el círculo perverso ya descrito.

Otro sería: “En mi país no tengo las mismas oportunidades”. Ese es atendible, caso a caso. El tercero sería-implícito a todos es: en el primer mundo estoy mejor.

Sin embargo, pienso que la realidad dista algo de estos supuestos. Sin duda, una resultante de este intercambio es que muchas veces el tercer mundo subsidia la oferta profesional y académica “desarrollada” de varias formas: “cerebros” trabajando a bajos precios; headhunting vía formación-seducción-residencia; pero también es cierto que muchas veces los inmigrantes por razones de estudio vuelven a sus lugares de origen desazonados e incrédulos por no haber encontrado la excelencia académica soñada o sencillamente no encontrar diferencia con la oferta académica disponible en sus lugares de origen. Ni hablar de quienes se vienen con sueños laborales que no se cumplen. La frustración en estos casos es morbosa.

También es cierto que nuestros conciudadanos acuden activamente a buscar nuevos horizontes, porque no encuentran satisfacción en la tierra en la que habitan y que probablemente mediante las eliminación de las dificultades al acceso de perfeccionamiento académico en los dichos lugares originarios y la optimización de las políticas de formación en el extranjero que aseguren el retorno, podríamos contribuir a hacer menos viable este flujo de ciudadanos “subvencionadores”.



[1] Agencia Española de Cooperación Internacional.

[2] Médico Interno Residente, forma en que especializan los médicos en España, vía examen y ranking.