jueves, abril 22, 2010
Ha muerto Raúl, un querido amigo que supo lo que era la soledad y la amargura de la derrota. Escribió un texto antes de morir. Es un texto de amor y dolor. Lo cremamos la semana pasada y sus cenizas descansan en la costa del Pacífico desde ayer. Se le acabaron las ganas de vivir hace tiempo, como una brisa de otoño en mis orejas, su cuerpo se apagó súbitamente en medio de los edificios de esta ciudad. Estuvo ahí recostado , con los ojos abiertos, desnudo, con los zapatos puestos durante un par o quizá tres dias. Esperando terminar nuevamente con la biografía de Albert Speer, el arquitecto del Reich. Su familia, especialmente su hija, lo extrañará por toda la eternidad. Yo me consuelo entendiéndolo.
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