Estos pensamientos vienen de allende los andes...cargados con un perfume que me estremece y alienta a creer que existe un más allá espiritual por conocer...Un anhelo y deseo de conocer. Es que, cariño mío, ¿el deseo surge de la ignorancia, como dicen algunos, o de la belleza, como los antiguos helenos profetizaban? No conozco la respuesta, pero confío en que tu me ayudarás. Me importa mucho la verdad de la aproximación...la sutileza del contacto, la mirada clavada a tus ojos, el sentirse y compartirse, la promesa de concordar más allá, en los términos que tu desees también, dejar a Narciso por un momento, mirarlo desde atrás, ver su hermosa figura de rodillas ante el espejo de agua, pero por detrás, y susurrarle al oído, sin que lo sienta, que es bello, ciertamente, pero está triste, que merece desear la alteridad, para que su belleza crezca y se libere de la prisión que el mismo construyó.
Y con una lágrima pesada y hermosa alejarse luego, sin respuesta, dejándolo solo y encaminándose a buscar refugio en la familiar oscuridad, donde todo está ordenado desde tu deseo, incluso el mío, cariño.
Y así crecer ya sin el espejo frente a tí ni frente a mí, deseando conocer del otro y querer lo que se conoce.
Eso he aprendido y eso me gusta de tí, cariño.
martes, mayo 29, 2007
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